Los migrantes son esenciales para la economía de EE.UU., especialmente los indocumentados que trabajan en agricultura y construcción. La relación migratoria entre EE.UU. y México tiene una larga historia, desde tiempos de tierras indígenas hasta hoy. Las políticas migratorias han variado, incluyendo leyes de exclusión como la de los chinos y deportaciones masivas de mexicanos. Los migrantes han sostenido la economía en tiempos de crisis, como durante la Primera Guerra Mundial. Las deportaciones en los años 30 separaron familias y afectaron a ciudadanos estadounidenses de origen mexicano. Aunque enfrentan muchos retos, como la inseguridad laboral y la falta de derechos, los migrantes continúan siendo un pilar de la economía estadounidense.
Los migrantes, especialmente los indocumentados, desempeñan un papel crucial en sectores como la agricultura y la construcción, contribuyendo significativamente al PIB.
La relación migratoria entre EE.UU. y México es antigua, comenzando antes de la guerra México-Americana y continuando con fluctuaciones en las políticas migratorias.
Las políticas de exclusión, como la Ley de Exclusión China y las deportaciones masivas de mexicanos en los años 30, han impactado profundamente a las comunidades migrantes.
Durante crisis como la Primera Guerra Mundial, los migrantes han mantenido la economía a flote trabajando en fábricas y campos abandonados por los estadounidenses.
Una ley de 1882 que prohibía la entrada de trabajadores chinos y restringía sus derechos en EE.UU.
Rompieron familias al deportar indiscriminadamente a personas de ascendencia mexicana, incluso ciudadanos estadounidenses, causando grandes sufrimientos sociales y económicos.
Son esenciales para la recolección de productos, trabajando en condiciones difíciles y a menudo por salarios bajos.
Han fluctuado entre periodos de apertura y exclusión, a menudo reflejando las tensiones económicas y políticas del momento.
A menudo son vistos de manera negativa, aunque su contribución económica es significativa. La percepción varía según el contexto político y económico.
Enfrentan inseguridad laboral, falta de derechos legales y el temor constante a la deportación.