En 1986, René Peoch hizo un experimento con pollitos y un robot. El robot se movía al azar. Cuando los pollitos nacieron, no tenían a su madre y vieron al robot, así que lo siguieron como si fuera su madre. Entonces, el robot empezó a moverse más cerca de los pollitos en lugar de seguir moviéndose al azar. Este experimento muestra que la intención de los pollitos influyó en el robot. Si los pollitos pueden hacer esto, imagina lo que puedes lograr si te enfocas en tus deseos.
Demostró que la intención de pollitos recién nacidos podía influir en los movimientos aleatorios de un robot.
El robot se movía de manera aleatoria, 50% hacia la derecha y 50% hacia la izquierda.
Reconocieron al robot como su madre y lo seguían.
Los pollitos fueron expuestos al robot, que se movía aleatoriamente, y luego se colocaron en una jaula de vidrio.
Los movimientos del robot se concentraron cerca de los pollitos debido a su intención de estar cerca de él.
Se refiere al deseo de los pollitos de estar cerca del robot, que influyó en sus movimientos.
El robot permanecía más tiempo cerca de la jaula donde estaban los pollitos.
El robot fue percibido como una figura materna por los pollitos.
Que la intención puede influir en el entorno y se pueden lograr cambios significativos.
Imaginar lo que uno puede lograr si se domina la intención, dado que incluso los pollitos influyeron en el robot.