La Generación Z enfrenta dos problemas principales: la crisis de vivienda y las condiciones laborales. Los costos de alquiler son muy altos, lo que dificulta el acceso a la vivienda. Además, los jóvenes no quieren aceptar cualquier trabajo, prefieren empleos que respeten sus derechos y ofrezcan flexibilidad. A diferencia de generaciones pasadas, buscan un mejor equilibrio entre trabajo y vida personal. Las empresas deben adaptarse para atraer a estos jóvenes, quienes pronto serán una parte importante del mercado laboral. Las tensiones entre generaciones surgen porque los jóvenes sienten que los mayores no entienden sus necesidades. Se sugieren políticas para facilitar el acceso a la vivienda y mejorar las condiciones laborales.
Los elevados costos de alquiler y venta de propiedades, especialmente en ciudades, dificultan el acceso a la vivienda para los jóvenes.
La Generación Z no está dispuesta a aceptar cualquier trabajo a cualquier precio, lo que choca con las expectativas de generaciones mayores.
Un estudio mostró que los jóvenes de 22 a 24 años hoy ganan menos que los millennials de la misma edad hace 10 años, ajustado por inflación.
Es el resentimiento entre generaciones, donde los jóvenes culpan a los mayores de los altos precios de vivienda y falta de oportunidades.
Adaptando las condiciones laborales para ofrecer flexibilidad y respeto por los derechos laborales de los jóvenes.
Se proponen políticas para facilitar el acceso a la vivienda y reducir el esfuerzo económico del alquiler para los jóvenes.
Las condiciones laborales inflexibles y los bajos salarios son desincentivos para los jóvenes, que valoran ambientes de trabajo respetuosos.
Mientras que generaciones pasadas aceptaban cualquier trabajo, la Generación Z busca trabajos que respeten sus derechos y horarios.
Porque pronto serán una de las mayores fuerzas laborales, y las empresas deben adaptarse para atraer y retener su talento.
La crisis de vivienda limita la capacidad de los jóvenes para independizarse, ahorrar y formar un patrimonio propio.